martes, 27 de diciembre de 2011
Mensaje a la nación 24 - 12 - 11
lunes, 26 de diciembre de 2011
¡Nuevas fechas cursos de Mónica en 2012!
21 y 22 de enero: "Comunicación con PNL"
4 y 5 de febrero: "Oratoria con PNL e Inteligencia Emocional"
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Mensaje a la nación 17 - 12 - 11
viernes, 16 de diciembre de 2011
Estas Navidades conoce a los Obama más de cerca

lunes, 12 de diciembre de 2011
Mensaje a la nación 10 - 12 - 11
El presidente Obama empleó el mensaje a la nación del pasado sábado para hablar de las nuevas medidas que se van a tomar en relación con los impuestos de manera que se proteja a las familias de prácticas deshonestas.
viernes, 2 de diciembre de 2011
Michelle Obama lee un cuento de Navidad con la rana Gustavo
La primera dama se reúne con familias de militares al comienzo de la Navidad
Cómo se comporta un orador cuando es increpado por parte de la audiencia...
Mensaje a la nación 24 - 11 - 11
jueves, 17 de noviembre de 2011
Mensaje a la nación 12 - 11 - 11
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Desliz de Sarcozy y Obama en el G-20 con un micrófono abierto
domingo, 6 de noviembre de 2011
Obama habla ante la prensa con la presidenta de Argentina Cristina Fernandez de Kirchner
viernes, 4 de noviembre de 2011
El lenguaje no verbal de los líderes europeos




sábado, 29 de octubre de 2011
Mensaje a la nación 29 - 10 - 11
martes, 25 de octubre de 2011
Michelle Obama: una historia de éxito y de esperanza

Publicado por Mónica Pérez de las Heras en la revista "Manager":
No era un sueño que pareciera alcanzable y por eso de niña jamás lo imaginó. Llegar a convertirse en la Primera Dama de Estados Unidos era, para una mujer negra, algo improbable. Su historia es un auténtico canto a la esperanza y un ejemplo de que el éxito se puede alcanzar.
En menos de tres minutos subida en un escenario, Michelle LaVaughn Robinson, consigue que el público sonría. Su carisma es tal que es muy fácil criticarla en la distancia –y de hecho se ha llevado grandes críticas- pero en las distancias cortas no es tan sencillo. Por ello se ha convertido en el personaje político más popular de Estados Unidos y en una gran baza para la reelección de su marido.
Una infancia sencilla
Ese carisma es fruto de su experiencia de vida, labrada desde la más tierna infancia. La historia de Michelle es la de una niña del South Side de Chicago que vivía en una casa con un único dormitorio, el de sus padres. Estos tuvieron que dividir el salón de la vivienda en tres partes: una era la habitación de Craig -el hermano mayor de Michelle-, otra la de ésta y una tercera parte era el cuarto de estudio. Los Robinson inculcaron en sus hijos la importancia del trabajo duro, sobre todo su padre, quien les dio todo un ejemplo. Cada mañana, durante muchos años, Fraser Robinson se dirigió a su puesto de trabajo en una planta de tratamiento de aguas, a pesar de estar aquejado de una esclerosis múltiple que le hacía ir con muletas. Esa lección de su progenitor le sirvió a Michelle Obama para comprender que en la vida hay que trabajar muy duro.
Sólo su buen expediente académico y un crédito para pagar sus estudios -que no terminó de abonar hasta varios años después de estar casada con Barack Obama-, le llevó a estudiar en dos de las mejores universidades del país: Princeton y Harvard. Para Michelle, que había vivido toda su vida en un ambiente de negros, llegar a la Universidad de Princeton fue tremendo, como ella misma explica: “Cuando llegué a Princeton me llevé un choque emocional viendo estudiantes universitarios que conducían BMW. Yo ni siquiera conocía padres que condujeran BMW".

Una carrera profesional de éxito
En 1988 Michelle salió de Harvard con un puesto de trabajo en una firma de abogados de prestigio de su ciudad natal. Sus compañeros de Sidley Austin la recuerdan con una capacidad de trabajo arrolladora. En poco tiempo demostró su valía, a pesar de que ella no estaba del todo conforme con el trabajo que realizaba. La hoy Primera Dama de EEUU había estudiado Derecho con el objetivo de servir a los demás y sentía que en una empresa privada no estaba haciendo lo suficiente.
Fue en este despacho donde conoció a Barack Obama, un estudiante de Harvard que recaló en la firma para hacer sus prácticas durante el verano. Ella misma cuenta que cuando escuchó que se iba a unir a ellos se preguntó: “¿Quién llama a su hijo Barack Obama?” pensando que insistió en numerosas ocasiones en salir con ella, comenzaron una historia de amor que les la acompañado hasta la Casa Blanca. Son una pareja que, como dicen sus más allegados “crecen cuando están juntos” y como dijo la prensa estadounidense ante la llegada de ambos a Washington en 2009: “Por fin habrá sexo en la Casa Blanca”.

Dos trágicas circunstancias hicieron que Michelle se replanteara su trabajo en el despacho. La muerte de su mejor amiga de Princeton y la de su padre, en 1990 y 1991 respectivamente, le llevaron a convencerse de que, si podía morirse en cualquier momento, quería hacer algo que realmente le gustara, contribuir a la comunidad. Moviendo su currículum encontró trabajo en el ayuntamiento de Chicago, con el alcalde Richard M. Daley, gracias al apoyo de Valerie Jarrett, hoy asesora del presidente. Como cuenta la propia Michelle: “Valerie entendió lo que yo sentía. Era difícil encontrar a gente que comprendiera mi decisión de dejar un buen trabajo con un buen salario”. Obama, que insistió en numerosas ocasiones en salir con ella, comenzaron una historia de amor que les la acompañado hasta la Casa Blanca. Son una pareja que, como dicen sus más allegados “crecen cuando están juntos” y como dijo la prensa estadounidense ante la llegada de ambos a Washington en 2009: “Por fin habrá sexo en la Casa Blanca”.
En 1993 la vida profesional de la Sra. Obama dio un nuevo giro al ser contratada para poner en marcha la “Oficina de Aliados Públicos”, un programa para ayudar a los jóvenes a encontrar empleo. Michelle comenzó el proyecto desde cero y durante los tres años que estuvo como directora consiguió grandes éxitos. En 1996 su carrera seguía en ascenso, siendo nombrada decana asociada de la Universidad de Chicago, donde desarrolló el “Centro para el Servicio Comunitario”. En 2005 fue designada vicepresidenta de asuntos comunitarios y externos. Fue entonces cuando, con el sueldo de Michelle en la universidad y la venta de los libros de su marido (“Los sueños de mi padre” y “La audacia de la esperanza”) pudieron comprarse una casa de 1.600.000 dólares en Chicago, que aún utilizan cuando viajan a su ciudad de residencia.
Una activa participación en la campaña electoral
Todos aquellos que han trabajado junto a Michelle coinciden en destacar que la Sra. Obama “trabaja como un gladiador”. Ella misma reconoce que no cree en la suerte en sí, sino en aquella que nos labramos nosotros mismos a través de nuestro esfuerzo y dedicación.
Michelle Obama nunca estuvo interesada en política. Cuando Barack le dijo que quería presentarse a las elecciones presidenciales elaboró un listado enorme de preguntas que sus asesores debían contestar para que él contara con su apoyo. Sólo cuando todas y cada una de esas cuestiones tuvieron respuesta Michelle asumió el reto de su marido.
Este escaso interés de Michelle por la política hizo que ésta compaginara, en un primer momento, su labor profesional con la de “activista de campaña”, participando paulatinamente en los mítines, primero con su marido, después sola. Como ella ha comentado en numerosas ocasiones jamás había pensado en pronunciar discursos: “El político es él, yo no”, indica.
Poco a poco su participación en la campaña fue más intensa hasta que no tuvo más remedio que dejar su trabajo. Ciertos grupos a favor de los derechos de la mujer criticaron que una persona con tanto éxito profesional como ella tuviera que dejar su trabajo por apoyar el de su marido pero Michelle lo tiene bien claro:
“Echo de menos a mis compañeros, mi trabajo –comentó durante la campaña- pero todo lo que hago forma parte de mi carrera”.
La campaña electoral demostró, entre otras cuestiones, que como ella misma dice “tiene una piel de rinoceronte” que le permite aguantar las críticas y, por otra parte, que es una oradora brillante. Michelle Obama cumple a rajatabla las tres reglas de la Oratoria: naturalidad, humildad y transmitir desde el corazón; eso le hace tener una gran capacidad para conectar con la gente. En 2008, durante la Convención Nacional Demócrata, Michelle dio uno de los mejores discursos de la campaña electoral según los medios de comunicación estadounidenses. En esta alocución habló de su marido de forma impecable: “Barack Obama es el mismo hombre del que me enamoré hace 19 años. Es el mismo hombre que hace diez años me llevó a casa aquel verano con nuestra bebé recién nacida, avanzando con lentitud a paso de tortuga, curioseándonos con ansiedad por el espejo retrovisor, sintiendo todo el peso del futuro del bebé en sus manos, decidido a darle todo aquello por lo que él mismo había luchado tanto, decidido a darle lo que él nunca había tenido: el abrazo firme del amor de un padre”. Aunque hay gente a la que ya antes se la había ganado. Cuando Barack Obama visitó en una ocasión la Casa Blanca como senador, George Bush le cogió en un aparte y le pidió que se quedara, que quería presentarle a su mujer, Laura. Cuando su esposa llegó George Bush le dijo a ésta: “Mira, éste es el senador que tiene esa mujer tan guapa que vimos en la Convención de 2004”, a lo que Barack respondió: “Señor, tenemos unas esposas que no nos las merecemos”. Ese día Obama se ganó el profundo respeto y admiración de George Bush quien, en 2009, cuando llegó a su rancho de Texas tras dejar la Casa Blanca en manos de Barack Obama, dijo a sus invitados: “Hoy es un gran día porque un hombre bueno ha hecho el juramento”.
Una Primera cautivadora

Las funciones de primera dama de Estados Unidos no están definidas. Cada una de ellas elige qué papel quiere jugar durante su estancia en la Casa Blanca. Esa era la pregunta más habitual para Michelle por parte de los periodistas desde que el 4 de noviembre de 2008 Barack Obama ganó las elecciones: ¿qué papel va a desempeñar como primera dama? La Sra. Obama respondía indicando que, ante todo, es madre, y su principal función iba a ser, al menos durante el primer año, conseguir que sus hijas, Malia y Sasha, se adaptaran correctamente a la vida de Washington.
En la actualidad, la labor de Michelle Obama como Primera Dama está dedicada especialmente, además de apoyar a su marido en su labor, a tres cuestiones: la mejora de la educación, el apoyo a las familias de los militares y la lucha contra la obesidad infantil. Para desarrollar sus actividades, la Sra. Obama no tiene problema en mostrarse haciendo deporte, bailando junto a Beyoncé o leyendo cuentos para los niños en los jardines de la Casa Blanca. Su naturalidad consigue ganar a todo tipo de público, incluidas todas las personas que tuvieron contacto con ella durante la visita de Michelle a Marbella el pasado año.
Otra de las grandes cualidades de la Primera Dama de EEUU es su gran capacidad para potenciar a los demás. Tanto su hermano como ella lo aprendieron de su progenitor, “conseguir que una persona que llegue hasta a ti se encuentre mejor después de haber hablado contigo” y de hecho, ambos lo están haciendo, Craig Robinson como entrenador de baloncesto de la Universidad del Estado de Oregón y Michelle desde la Casa Blanca.
En varias ocasiones a lo largo de su presencia en Washington Michelle ha sido preguntada sobre su interés o no en entrar en política al igual que hizo Hillary Clinton. Ella siempre contesta lo mismo, su papel es estar junto a su marido, apoyarle también en la reelección pero teniendo claro que el político es él.
Sea cual sea el futuro que depara a la Primera Dama de Estados Unidos, lo cierto es que tendremos ocasión de escucharla y verla en la campaña de su marido para la presidencia. Una buena oportunidad para aprender de su ejemplo y tener claro que en esta vida podemos conseguir todo aquello que deseemos, su historia así lo demuestra.
lunes, 24 de octubre de 2011
Mensaje a la nación 22 - 10 - 11
lunes, 17 de octubre de 2011
Barack Obama en el Memorial de Martin Luther King
Mensaje a la nación 15 - 10 - 11
jueves, 13 de octubre de 2011
La mujer que ha conquistado a EEUU

lunes, 10 de octubre de 2011
Mensaje a la nación 8 - 10 - 11
lunes, 3 de octubre de 2011
Mensaje a la nación 1 - 10 - 11
jueves, 22 de septiembre de 2011
Obama habla ante las Naciones Unidas
lunes, 19 de septiembre de 2011
Mensaje a la nación 17 - 9 - 11
lunes, 12 de septiembre de 2011
Obama habla en el homenaje del 11 de septiembre
Ten years ago, America confronted one of our darkest nights. Mighty towers crumbled. Black smoke billowed up from the Pentagon. Airplane wreckage smoldered on a Pennsylvania field. Friends and neighbors, sisters and brothers, mothers and fathers, sons and daughters – they were taken from us with heartbreaking swiftness and cruelty. On September 12, 2001, we awoke to a world in which evil was closer at hand, and uncertainty clouded our future.
In the decade since, much has changed for Americans. We've known war and recession, passionate debates and political divides. We can never get back the lives that were lost on that day, or the Americans who made the ultimate sacrifice in the wars that followed.
And yet today, it is worth remembering what has not changed. Our character as a nation has not changed. Our faith – in God and each other – that has not changed. Our belief in America, born of a timeless ideal that men and women should govern themselves; that all people are created equal, and deserve the same freedom to determine their own destiny – that belief, through tests and trials, has only been strengthened.
These past 10 years have shown that America does not give in to fear. The rescue workers who rushed to the scene; the firefighters who charged up the stairs; the passengers who stormed the cockpit – these patriots defined the very nature of courage. Over the years we have also seen a more quiet form of heroism – in the ladder company that lost so many men and still suits up and saves lives every day; the businesses that have rebuilt from nothing; the burn victim who has bounced back; the families that press on.
Last spring, I received a letter from a woman named Suzanne Swaine. She had lost her husband and brother in the Twin Towers, and said that she had been robbed of "so many would-be proud moments where a father watches their child graduate, or tend goal in a lacrosse game, or succeed academically." But her daughters are in college, the other doing well in high school. "It has been 10 years of raising these girls on my own," Suzanne wrote. "I could not be prouder of their strength and resilience." That spirit typifies our American family. And the hopeful future for those girls is the ultimate rebuke to the hateful killers who took the life of their father.
These past ten years have shown America's resolve to defend its citizens, and our way of life. Diplomats serve in far-off posts, and intelligence professionals work tirelessly without recognition. Two million Americans have gone to war since 9/11. They have demonstrated that those who do us harm cannot hide from the reach of justice, anywhere in the world. America has been defended not by conscripts, but by citizens who choose to serve – young people who signed up straight out of high school; guardsmen and reservists; workers and businesspeople; immigrants and fourth-generation soldiers. They are men and women who left behind lives of comfort for two, three, four or five tours of duty. Too many will never come home. Those that do carry dark memories from distant places, and the legacy of fallen friends.
The sacrifices of these men and women, and of our military families, remind us that the wages of war are great; that while service to our nation is full of glory, war itself is never glorious. Our troops have been to lands unknown to many Americans a decade ago – to Kandahar and Kabul, to Mosul and Basra. But our strength is not measured in our ability to stay in these places; it comes from our commitment to leave those lands to free people and sovereign states, and our desire to move from a decade of war to a future of peace.
These 10 years have shown that we hold fast to our freedoms. Yes, we are more vigilant against those who threaten us, and there are inconveniences that come with our common defense. Debates – about war and peace, about security and civil liberties – have often been fierce these last 10 years. But it is precisely the rigor of these debates, and our ability to resolve them in a way that honors our values and our democracy, that is a measure of our strength. Meanwhile, our open markets still provide innovators with the chance to create, our citizens are still free to speak their minds, and our souls are still enriched in churches and temples, our synagogues and mosques.
These past 10 years underscore the bonds between all Americans. We have not succumbed to suspicion and we have not succumbed to mistrust. After 9/11, to his great credit, President Bush made clear what we reaffirm today: The United States will never wage war against Islam or any religion. Immigrants come here from all parts of the globe. In the biggest cities and the smallest towns, in schools and workplaces, you still see people of every conceivable race, religion and ethnicity – all of them pledging allegiance to the flag, all of them reaching for the same American dream – e pluribus unum, out of many, we are one.
These past 10 years tell a story of our resilience. The Pentagon is repaired, filled with patriots working in common purpose. Shanksville is the scene of friendships forged between residents of that town, and families who lost loved ones there. New York remains the most vibrant of capitals of arts and industry, fashion and commerce. Where the World Trade Center once stood, the sun glistens off a new tower that reaches toward the sky. Our people still work in skyscrapers. Our stadiums are filled with fans, and our parks full of children playing ball. Our airports hum with travel, and our buses and subways take millions where they need to go. Families sit down to Sunday dinner, and students prepare for school. This land pulses with the optimism of those who set out for distant shores, and the courage of those who died for human freedom.
Decades from now, Americans will visit the memorials to those who were lost on 9/11. They will run their fingers over the places where the names of those we loved are carved into marble and stone, and they may wonder at the lives they led. Standing before the white headstones in Arlington, and in peaceful cemeteries and small-town squares in every corner of our country, they will pay respects to those lost in Afghanistan and Iraq. They will see the names of the fallen on bridges and statues, at gardens and schools.
And they will know that nothing can break the will of a truly United States of America. They will remember that we have overcome slavery and Civil War; we've overcome bread lines and fascism; recession and riots; Communism and, yes, terrorism. They will be reminded that we are not perfect, but our democracy is durable, and that democracy – reflecting, as it does, the imperfections of man – also gives us the opportunity to perfect our union. That is what we honor on days of national commemoration – those aspects of the American experience that are enduring, and the determination to move forward as one people.
More than monuments, that will be the legacy of 9/11 – a legacy of firefighters who walked into fire and soldiers who signed up to serve; of workers who raised new towers, of citizens who faced down fear, most of all of children who realized the dreams of their parents. It will be said of us that we kept that faith; that we took a painful blow, and we emerged stronger than before.
"Weeping may endure for a night, but joy cometh in the morning."
With a just God as our guide, let us honor those who have been lost, let us rededicate ourselves to the ideals that define our nation, and let us look to the future with hearts full of hope. May God bless the memory of those we lost, and may God bless the United States of America."
sábado, 10 de septiembre de 2011
Mensaje a la nación 10 - 9 - 11
viernes, 9 de septiembre de 2011
Obama presenta en el Congreso su plan económico
martes, 6 de septiembre de 2011
¿Quieres divertirte y aprender a la vez?
La Programación Neurolingüística (PNL) se caracteriza por "dar opciones", proporcionar nuevas visiones del mundo, abrir nuestra mente, para que tengamos más posibilidades de elegir. Por eso he elegido este nombre para la presentación de los cinco cursos intensivos que pongo a disposición de todos a partir del mes de octubre. "Comunicación con Inteligencia Emocional y PNL", "Oratoria con PNL", "Gestión en tiempos de incertidumbre" y dos cursos más especializados y exclusivos: "Sensibilización en materia de violencia de género" y "Escritores de Discursos".
Aquí tienes los datos útiles:
domingo, 4 de septiembre de 2011
Mensaje a la nación 3 - 9 - 11
El presidente Barack Obama hace un llamamiento al Congreso a través del mensaje a la nación de ayer sábado, indicando la importancia de desarrollar la ley de transportes para que Estados Unidos siga moviéndose hacia adelante. Se pretende también con esta ley que se protejan los puestos de trabajo de un millón de trabajadores.
domingo, 28 de agosto de 2011
Mensaje a la nación 27 - 8 - 11
miércoles, 10 de agosto de 2011
Obama habla sobre la rebaja de la calificación crediticia
Mensaje a la nación 6 - 8 - 11
Mensaje a la nación 30 - 7 - 11
martes, 26 de julio de 2011
Obama se dirige a la nación sobre la situación económica
Ayer noche el presidente Barack Obama compareció ante el pueblo estadounidense para advertir de los peligros de la situación económica actual. En ocho días el país podría ir a la quiebra si los republicanos no se ponen de acuerdo con los demócratas. Obama hace de nuevo un llamamiento a los partidos políticos para que se pongan de acuerdo y consigan salvar el país.
lunes, 25 de julio de 2011
Mensaje a la nación 23 - 7 - 11
sábado, 16 de julio de 2011
Michelle Obama: la mujer que se permitió soñar

Mensaje a la nación 16 - 7 - 11
viernes, 15 de julio de 2011
Vídeo de la presentación del libro "Palabra de Primera Dama. Michelle Obama"
Mensaje a la nación 9 - 7 - 11
Mensaje a la nación 2 - 7 - 11
jueves, 30 de junio de 2011
Presentación del libro "Palabra de Primera Dama. Michelle Obama"
viernes, 24 de junio de 2011
Michelle Obama habla a las mujeres sudafricanas
Obama anuncia la retirada de tropas de Afganistán
sábado, 18 de junio de 2011
Mensaje a la nación 18 - 6 - 11
sábado, 11 de junio de 2011
Mensaje a la nación 11 - 6 - 11
viernes, 10 de junio de 2011
12 de junio: twitteando desde la Feria del Libro de Madrid
martes, 7 de junio de 2011
El domingo 12 firmaré en la Feria del Libro de Madrid

domingo, 5 de junio de 2011
Mensaje a la nación 4 - 6 - 11
viernes, 3 de junio de 2011
Los Obama entregaron ayer el Premio Pritzker de Arquitectura
martes, 31 de mayo de 2011
Barack y Michelle Obama: una historia de éxito y de esperanza
sábado, 28 de mayo de 2011
Mi nuevo libro: "Palabra de Primera Dama: Michelle Obama"


viernes, 27 de mayo de 2011
Obama habla en el Parlamento Británico
martes, 24 de mayo de 2011
Discurso de Obama en Dublín
Michelle Obama habla en West Point
lunes, 23 de mayo de 2011
Mensaje a la nación 21 - 5 - 11
viernes, 20 de mayo de 2011
Obama habla al mundo árabe
martes, 17 de mayo de 2011
Obama habla en la Universidad de Memphis
sábado, 14 de mayo de 2011
Mensaje a la nación 14 - 5 -11
miércoles, 11 de mayo de 2011
Hablando de los Obama... una historia de éxito y esperanza
