viernes, 9 de octubre de 2009

Primeras palabras de Obama sobre el Premio Nobel



Buenos días. Bien, no era así como esperaba despertarme esta mañana. Después de recibir la noticia, Malia me dijo: "Papá, has ganado el Premio Nobel y es el cumpleaños de Bo (el perro)". Y Sasha añadió: "Y además tenemos tres días de fin de semana". Así es, es bueno tener niños que te permiten mantener los pies en el suelo.

Estoy a la vez sorprendido y profundamente abrumado por la decisión del Comité del Nobel. Está claro que no lo veo como un reconocimiento a mis propios logros, sino más bien como una afirmación del liderazgo estadounidense al que se unen personas de todas las naciones.

Para ser honesto, no siento que me merezca un premio que comparto con personas que han sido honradas con este galardón, hombres y mujeres que me han inspirado y han inspirado al mundo con su coraje para conseguir la paz. Pero también sé que este premio refleja la clase de mundo que esos hombres y mujeres y todos los estadounidenses quieren construir, un mundo que de vida a la promesa de nuestros documentos fundadores.

Y sé que en la historia de los Premios Nobel no sólo se ha dado a logros específicos, también se ha entregado a ciertas causas en momentos específicos. Y es por ello que aceptaré este premio como una "llamada a la acción", un llamamiento a todas las naciones para enfrentarse a los desafíos comunes del siglo XXI. Ahora, esos desafíos no pueden ser conseguidos por un sólo líder o una sola nación. Y es por eso que mi administración está trabajando para establecer una nueva era de compromiso en la cual todas las naciones sean responsables del mundo que queremos tener.

No podemos tolerar un mundo en el que las armas nucleares se extienen por más naciones y que el terror de un holocausto nuclear ponga en peligro a más gente. Y por eso hemos comenzado a dar los pasos para conseguir un mundo sin armas nucleares: porque todas las naciones tienen derecho a tener energía nuclear con fines pacíficos, pero todas las naciones tienen la responsabilidad de mostrar sus intenciones pacíficas. No podemos aceptar el creciente riesgo que supone el cambio climático, que puede dañar para siempre el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos, mostrando conflictos y hambre, destruyendo las líneas costeras y vaciando ciudades. Y por eso todas las naciones deben aceptar su parte de responsabilidad para transformar el uso que hacen de la energía. No podemos permitir que las diferencias entre los pueblos definan la manera en cómo nos vemos unos a otros. Y es por eso que debemos perseguir un nuevo comienzo entre personas de diferentes religiones y razas, basadas en el respeto mutuo y el interés mutuo.

Y todos debemos ser parte en la resolución de esos problemas que han causado tanto daño durante muchos años. Y ese esfuerzo incluye un compromiso para finalmente darnos cuenta de que los derechos de todos los israelíes y los palestinos puedan vivir en paz y seguridad cada uno en su nación.

No podemos aceptar un mundo en el que a la gente se le nieguen la oportunidad y la dignidad que todo el mundo busca: la capacidad de conseguir una educación y una manera decente de vivir, la seguridad de que no tendrán que vivir con miedo por una enfermedad o por la vioelencia sin esperanzas de futuro.

E incluso si conseguimos un mundo en el cual los conflictos se resuelvan pacíficamente y se comparta la prosperidad, tenemos que enfrentarnos a un mundo como lo conocemos hoy. Yo soy el comandante en jefe de un país que tiene la responsabilidad de terminar una guerra y trabajar en otro ámbito para enfrentarse a un temible adversario que directamente amenaza al pueblo americano y a sus aliados.
Soy consciente de que también tratamos con el impacto de una crisis económica global que ha dejado a millones de estadounidenses sin trabajo. Son problemas que comparto cada día con el pueblo americano.

Algunos de los retos a los que nos enfrentamos no podrán completarse durante mi presidencia. Algunos como la eliminación de las armas nucleares a lo mejor nos serán completados durante mi vida. Pero sé que esos desafíos se pueden enfrentar, aunque no pueda hacerlo una sola persona o una sola nación.

Este galardón no es sólo para los esfuerzos de mi administración; es para los esfuerzos de mucha gente en todo el mundo. Y por eso este premio debe ser compartido con todos aquellos que luchar por la justicia y la dignidad; por la mujer joven que caminar por las calles silenciosamente en defensa de sus derechos, incluso enfrentándose a las balas; por la líder que está encerrada en su casa porque se niega a abandonar su compromiso con la democracia; por el soldado que se sacrifica en cada misión por personas que están muy lejos de él; y por todos aquellos hombres y mujeres del mundo entero que sacrifican su seguridad y su libertad y a veces también sus vidas por la causa de la paz.

Esa ha sido siempre la causa de América. Por eso el mundo siempre ha mirado a América, y por eso creo que América seguirá liderando. Muchas gracias.

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