El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha defendido hoy la decisión de intervenir General Motors, aunque aclaró que su Administración se ha visto obligado a hacerlo porque haber permitido su "colapso" habría sido "devastador" para la economía del país y para millones de estadounidenses. Obama ha indicado en una comparecencia pública en la Casa Blanca que el proceso de suspensión de pagos de General Motors iniciado hoy será "más largo" y "costoso" que el que está a punto de concluir su competidor Chrysler. Obama, que reconoció que el proceso de bancarrota "no será fácil para muchos estadounidenses", mostró su convencimiento de que al final surgirá una nueva General Motors más "sólida" y "competitiva".
El presidente ha explicado que debido a una situación "heredada" de la anterior administración su gobierno se ha visto en la "ingrata posición" de tener que intervenir en empresas privadas, aunque subrayó que en el caso de GM no tiene intención de dirigir la compañía, que de eso se encargará el consejo directivo que la Casa Blanca actuará como un accionista más. "Estamos actuando como un accionista reacio, porque es la única forma de ayudar a General Motors ha renacer con éxito", ha añadido.
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